Mi viaje a Islandia (Parte III). Dormir en una granja

martes, 15 de septiembre de 2015

Hoy rompo el pacto que hice en Islandia.

En la segunda línea de mi curriculum, después de "Inglés fluido, casi nativo" pone lo siguiente: "Soy muy sincera y amiga de mis amigos"

Son valores que cualquier empresa quiere en su plantilla pero tengo que confesarte algo, hoy voy a ser muy sincera pero poco amiga de mis amigos. 

En Islandia hicimos un pacto: Nunca diriamos a nadie que la acampada es dura y que una noche nos acojonamos por el viento que hacía y cogimos una habitación en una gasolinera. Lo siento, he roto el pacto. 


A nuestro favor diré que la última noche flojeamos un poco y nos planteamos dormir en un B&B. Tras un largo debate de equipo, optamos por dejarnos arrastrar por el más temerario y lanzarnos a la aventura. Fue una de las mejores decisiones del viaje. 


Acabamos a última hora en una granja preciosa acompañados de cabras, gallinas y caballos. Yo me agobié porque no teniamos cena pero mis amigos son muy amigos de sus amigos (ellos sí) y atracaron una gasolinera para comprarme perritos calientes. ¡Qué sería de Islandia sin las gasolineras!

Pasamos una buena noche, ducha caliente y uno de los mejores desayunos del viaje. 



A veces hay que dejarse llevar por el espíritu aventurero y arriesgarse a lo que puede venir, seguro que algo bueno nos espera. 

*Puedes ver la Islandia más natural aquí y las casas de colores de Reykjavik aquí
**Te espero el próximo martes con nuevo post sobre nuestro viaje a Islandia!

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